10 de Agosto de 1919
Hoy se instala en Quito el soberano Congreso Nacional, y por lo visto nada de extraordinario trae esta nueva acostumbrados como estamos a ver la continúa sucesión de congresos que nada de provecho dejan para la nación.
La labor que hará este año el actual Congreso lo ignoramos una vez que los hombres que representarán a las Cámaras casi se pasan de incógnitos, pues lo sabíamos que el turno hoy les tocaba a los suplentes puesto que los principales habían recibido en el Congreso del año pasado las credenciales para ocupar sus puestos en las respectivas provincias.
Si hemos de dar crédito a los decires de la prensa el trabajo que les espera a los padres de la Patria es abrumador toda vez que la Cámara del Senado tiene cosa de ochenta asuntos pendientes entre proyectos, leyes y decretos y la de Diputados, algo así como setenta y cinco, esto sin contar con las nuevas creaciones de leyes que llevarán en las alforjas.
Esperaremos un poquito y sabremos ya los trabajos que se iniciarán en las honorables Cámaras Legislativas adonde acudirán una mayoría de elementos dispuestos a servir al gran VISIR de la causa.
Desde el 95 a esta parte vamos notando el procedimiento de los Congresos que nos han sucedido anualmente: ellos sirven únicamente para cabar la ruina de la Patria, más no para salvarla del naufragio en que se encuentra; ellos sirven para derrochar los tesoros de la nación, nunca para procurar su economía, ni evitar su bancarrota; ellos sirve para reformar y dictar leyes a cual mejor, atentatorias, pero no para garantí,ar los derechos ciudadanos ni asegurar lacho conservación de las garantías violadas por los profanadores de todo derecho; ellos sirven para oprimir al pueblo extingue con cargas de impuestos y gavelas que rayan en la intolerancia y el abuso, más no para atender sus necesidades, menos a su hambre y miseria; en fin ellos sirven para gastar mucho lujo en pro de los intereses del partido nada en beneficio de la Patria.
Desterrado de nuestra República el derecho de sufragio ultrajada las libertades ciudadanas por el imperio de la fuerza bruta c9nculcados los principios republicanos únicamente por un partido o caudillaje, no se puede esperar de nuestros Congresos más que la continuación de los mismos abusos y atentados en contra de nuestras prerrogativas y derechos. Por desgracia, ese sistema viciado desde años atrás y sobre el cual ha venido implantandose este orden de cosas no cambiará mientras la Patria se regenere y los ecuatorianos gocemos de verdadera libertad.