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Edgar Molina Gárate

CULTURAY POLÍTICA: La “batalla cultural”

Estamos acostumbrados a distanciar la política de la cultura, sin encontrar nexos entre las mismas. Para muchos: teóricos, investigadores, cientistas sociales, incluso asociaciones culturales; la relación, nexo entre cultura y política, no existe. Cultura y política – explican- se practica como ámbitos distintos; van por cuerdas separadas, sin correlación. Concluyen que entrelazarlas acarrea la operación política de la cultura, o la politización de la cultura. Niegan las nociones de poder, conflicto y hegemonía en el entorno de la cultura y su quehacer. Desde otra orilla de pensamiento se razona: Los conceptos, el pensamiento, la acción, no tienen vida propia, no habitan en el abstracto, en ausencia de lo social. Todo lo contrario, atienden a un conjunto de relaciones e intercambios sociales (interacciones) están en movimiento (afirmación, negación y síntesis) escenarios en el que: hegemonía, conflicto, y poder son posibles. Valga esta introducción para recuperar de la memoria aquella interrogante: ¿Desde dónde y porque participamos en la lucha social?  A partir de ahí se anidaron y germinaron, en ese tiempo (años 70-80 del siglo pasado) El Frente Cultural, la UNP, núcleo de cañar, el periódico Nucanchic Llacta. Sosteníamos que cultura y política. se dan en un campo concreto, reconocible de relaciones sociales y culturales. La cultura entendida en su sentido antropológico de toda actividad humana, es lugar de conflicto, hegemonía y poder. La cultura y la política. son reconocibles en las relaciones sociales bajo las determinaciones de cada momento y de cada coyuntura histórica.

Las luchas sociales que logran derechos son viables en la participación y confrontación política, que a su vez remite al campo de las ideas, conceptos, ideologías, modos de vida y cosmovisiones. Por lo tanto, cultura como política son espacios interdependientes e imbricados que tienen que ver con la calidad de la democracia, con la participación, con la justicia, con la libertad, con los derechos humanos, con la naturaleza entendida como ser vivo a la que es necesario cuidarla y preservarla. Las visiones de la sociedad y de la vida se expresan como política, como cultura.

 En la batalla cultural se procura los cambios o se resistirse a los mismos teniendo como fondo la dimensión de la cultura y la política. (Buen Vivir, Neoliberalismo, Capitalismo, Socialismo) Ilustremos y ampliemos estas reflexiones citando, parafraseando a pensadores de distinto signo ideológico y político: Gramsci “A través de las instituciones de la sociedad civil, la clase dominante difunde sus valores morales, políticos y sociales, que son inculcados por la clase dominada. Mediante la hegemonía, el aparato estatal puede mantener a raya a sus súbditos sin recurrir a la fuerza violenta” Agustín Laje, escritor y politólogo título uno de sus libros “La Batalla Cultural, Reflexiones críticas para una nueva derecha. (2022). Define el concepto de batalla cultural y muestra hasta que punto la cultura ha llegado a ser el botín principal del poder. Finalmente, comentemos con Paulo Freire “El poder que controla políticamente el orden social que lo sustenta, también determina ideológicamente el saber. 

Nosotros el grupo de hombres y mujeres integrantes del Frente Cultural. UNP y el periódico Nucanchic Llacta, avizoramos sin llegar a entender la dimensión de la lucha cultural en favor de la democratización de nuestro pueblo, no estábamos seguros que esa era una batalla fundamental con implicaciones en los modos de vida, en las conductas, los sueños, las expectativas, las costumbres. Sin embargo, desde una inicial comprensión abrimos camino para una comunicación y relato distinto, diferente y contradictor del poder y el statu quo. 

Periodismo y pedagogía comunicacional de otro tipo, narrativa y relato que se oponía al discurso y relato del poder y sus medios (corporativos) de comunicación y control de la opinión. Tanto el Frente Cultural, como la UNP y el periódico Nucanchic Llacta, procuraron una comunicación de nuevo tipo y un discurso de cambio y transformación. En ese camino, el encuentro con o los sacerdotes que miraron más allá del campanario y sus postulados de la Teología de la Liberación fue posible, teniendo como telón de fondo la lucha campesina indígena por la tierra (Reforma Agraria) Un texto lucido y valiente: “El Dialogo con los comunistas y otros temas” (1976) escrito por el Dr., Ángel María Iglesias, fue esclarecedor, contribuyó para superar barreras y posibilitar la convergencia.  

En el campo de la comunicación es en donde mayor incidencia tuvo el Frente Cultural, UNP y el periódico Nucanchic Llacta. Creo en la necesidad de los cambios sociales, decía el Padre Iglesias y consagró su evangelio en esa dirección. El periodismo tiene que comprometerse con la lucha social por un nuevo orden, afirmaba Galo Muñoz y lucho aquí y afuera (Nicaragua) bajo esa convicción. Hoy, como ayer, no queda duda de la necesidad que tiene el poder de imponer un relato, un discurso de legitimidad a través del control de la opinión pública. Es el campo de la batalla cultural que corresponde librar.