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Jaime Guillermo Molina Palacios

SEMBLANZA DE ALFONSO MARÍA ARCE VÁSQUEZ

Ruth Ofelia Muñoz Arce, miembro del Periódico “El Carácter”, me solicitó muy comedidamente que colaborara con una publicación que dentro de unos días vería la luz en aquel periódico. Medité y pensé sobre la temática que cumpliría de mejor manera con este propósito. Y de manera casi inmediata, me vino a la mente la figura del egregio abuelo de mi amiga Ruth Ofelia: Alfonso María Arce Vásquez, quien fue el periodista fundador y mentalizador del Semanario “El Carácter”, un símbolo y un icono en nuestro legendario pueblo de Cañar, el pueblo natal de Arce Vásquez.

Arce Vásquez fue más que un periodista; fue la voz de los que no tenían voz en aquel pueblo. Con su pluma afilada y su inquebrantable corazón, luchó por que Cañar fuera un lugar más justo y equitativo. Su legado vivirá por siempre en las páginas y en los editoriales de los periódicos honestos que siguen luchando por la verdad y la honestidad, y vivirá por siempre en los corazones de quienes lo conocimos.

La época en que Arce Vásquez luchó por su pueblo, este estaba sumido y cargado de injusticias, de manera especial los sectores marginados y pobres, entre estos mayormente explotados y maltratados el sector indígena y rural, que eran víctimas de una brutal explotación. Arce Vásquez se enarboló su pluma, sin miedo falsas hipocresías. Escribía incansablemente, porque su pluma era la única arma que poseía contra la lacra de la desigualdad y la injusticia. A la par que la poesía era igual su compañera de lucha.

El impacto de su periódico, su filosofía de vida, la honradez y la transparencia de este viejo pobre materialmente hablando, pero inmensamente rico por su caballerosidad e intelecto, ha hecho que su legado no se borre jamás en Cañar, pueblo que sí le ha hecho justicia, porque así lo merece. Siempre estamos avivando el fuego de la antorcha que Arce Vásquez dejó prendida, para que esta no se extinga jamás y sea un recordatorio para los nuevos periodistas o los que fungen serlo, no se olviden de las lecciones que la pluma sagaz y sin miedo que escribió en “El Carácter” Don Alfonso María Arce, cuyo testimonio está escrito para siempre.